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Escuchar las voces, no siempre oficiales, de quienes ponen su cuerpo y libertad por la defensa de su territorio, no es tan difícil; de hecho es una tarea obligatoria para el Estado que ha sido pasado por alto infinidad de veces atentando contra la vida de las comunidades. Ni criminales, no delincuentes; defensores de la vida repetía mientas pedían la libertad para sus compañeros.